Los que tenemos mascotas lo sabemos muy bien, ese cachorro abandonado que se nos agregó un día en la casa, producto de la perra que pasaba y el perro que estaba, sin raza definida y que dejamos durmiendo afuera, termina siendo más noble, obediente, sano y agradecido que nuestro caniche toy, que nos cuesta un dineral en peluquería y veterinario, que solo come alimento premium y que si lo dejamos afuera se enferma. En el mundo de las radios antiguas pasa algo similar.
Hasta ahora hemos hablado siempre de “radios de marca”, podría decirse “con pedigrí”. Y aunque no lo niego, suelen ser las que se llevan todas las miradas, la mayoría de todos nosotros, que vivimos en el tercer mundo y recuerda claramente la radio de su infancia o la de nuestros abuelos, tendrá dificultades para recordar la marca o el modelo de la misma.
Y eso se debe, entre otras cosas, a que seguramente esa radio no tenía una marca específica de algún fabricante conocido. Simplemente era, como el perro callejero, una radio que se fabricó por alguien, en un pueblo dado y que rara vez encontraremos otra igual, quizás parecida, pero no igual.
Hoy día, quienes tenemos la electrónica como un hobby, sabemos muy bien que construir de cero, a partir de componentes individuales cualquier equipo electrónico (radio, por ejemplo) saldrá varias veces más caro que comprar el mismo hecho por cualquier marca comercial, sin contar los dolores de cabeza que nos puede traer conseguir algunos componentes específicos o la suma de habilidades que debemos contar para terminar con algo más o menos aceptable.
Está claro, que las marcas masivas han tomado el mercado para sí, produciendo a costos muy bajos como resultado de las enormes escalas que tienen.
Pero esto no siempre fue así. Aunque en los países desarrollados las grandes corporaciones tenían la mayor cuota del mercado y una pequeña porción era para los hobbistas. En estas tierras, donde gran parte de la población destinaba (y destina) el mayor porcentaje de su sueldo a la subsistencia básica, una alternativa a las costosas radios (y TVs) de marca, eran las radios fabricadas por los técnicos locales a partir de kits.
Muchos aficionados y técnicos se ganaban la vida armando, reparando o modificando radios y televisores aun en las ciudades más chicas. Para tomar dimensión de ello, pongo como ejemplo la ciudad en la que vivo. En los 80, con alrededor de 80 mil habitantes, había 4 tiendas dedicadas a la venta de componentes de electrónica (solo componentes, como transistores y demás, no aparatos comerciales), al día de hoy, con más de 120 mil habitantes, solo queda un pequeño lugar donde comprar componentes y que subsiste gracias a que su dueño no vive exclusivamente de ello y se resigna a cerrarlo (para beneplácito de quien suscribe). Claramente, ya no existe más esa cultura del adolecente que arma circuitos de radio sacados de una revista especializada o del técnico que le arma una radio a algún cliente comprando los componentes en la localidad y con no más herramientas que un soldador de estaño y un multímetro analógico que cuida como si fuese una joya.
No conozco y por lo tanto no puedo hablar sobre la realidad de la época en otras partes del mundo, supongo, por algunos datos que he encontrado, que en lugares como España también existió un gran mercado de estos kits de radio para que el aficionado pueda armar en su casa.
En Argentina, fabricantes de componentes (principalmente de bobinas) como Douglas, BYE, Ucoa, Torontor, Topeco y… hasta el infinito y más allá, suministraban un juego de bobinas (osciladora, antena, transformadores de FI), un chasis y un esquema con el que alguien con conocimientos básicos de electrónica podía construir su propia radio. Muchos se iniciaron de esta forma, algunos hasta hicieron de ello su forma de ganarse la vida y lograron prestigio a nivel local por la calidad de sus aparatos. En el comienzo, estos kits tenían una alta integración de componentes locales que incluían todas las bobinas, capacitores de papel y mica, tándem, parlante, resistencias y hasta algunas válvulas (sí señor, se fabricaban válvulas en el país). Con el avance tecnológico, cambios en el mercado y las continuas crisis económicas los mismos comenzaron a ser más dependientes de las importaciones hasta prácticamente desaparecer a mediados de los 80.
En lo que respecta a estos fabricantes hay algunos aspectos comunes a todos y por supuesto algunas diferencias, que al final no son tantas.
El primer factor común que podemos encontrar es que a pesar de ser omnipresentes en el mercado argentino la información referida a la empresa en si misma suele ser escasa. De todas estas marcas, con suerte podremos encontrar alguna dirección de su establecimiento, año y algún que otro dato. Para tomar conciencia de esto, un dato de color, la radio que les voy a presentar utiliza un kit de UCOA, yo creo que cualquier argentino que esté en tema conocerá la marca por sus amplificadores legendarios y kits de radios, ahora, si le pregunto ¿Qué significa UCOA? La mayoría no sabrá responder. Y no hay una respuesta definitiva al respecto, yo me quedo con que son las iniciales de los socios fundadores, que vaya uno a saber quiénes eran.
El otro punto común, es también referido a la información, pero sobre los esquemas. Encontrar el esquema exacto de la radio que tenemos en nuestras manos es como encontrar un político honesto y la mayoría de las veces deberemos conformarnos con algo genérico o aproximado. Podemos ensayar múltiples respuestas al porqué de esto, desde falta de interés de las empresas en publicar y dar información a cuestiones más personales como el egoísmo de los técnicos de la época en compartirlos. Sin duda hay varios motivos más pero no vale la pena ahondar.
Pero dejemos el plano histórico y vayamos a lo concreto, a lo que vemos y sabemos con certeza. Vamos a analizar esta radio con bobinas UCOA en representación de las innumerables radios de nuestra infancia “sin grandes marcas”
Esta radio usa el archiconocido esquema de válvulas técnica A (Rimlock) de MiniWatt con filamentos en serie por lo que, aunque nos basaremos en el esquema del fabricante UCOA, los conceptos prácticos son comunes a todas las radios que usen dicha configuración.
La serie de válvulas UCH42/41 (oscilador mezclador), UF41 (amplificador de FI), UBC41 (detector y amplificador de audio), UL41 (amplificador de potencia) y UY41 (Rectificador de media onda) fue creada por Philips/Miniwatt con un único objetivo, tener el juego completo y perfectamente hermanado de válvulas para receptores económicos. No son válvulas multipropósito, aunque nada impide usarlas en otras aplicaciones, desde su concepción fueron válvulas para radio y sus características fueron optimizadas para ello. Hay que decir al respecto, que la idea tampoco era original, RCA venía haciéndolo mismo desde hace años, pero ahora, los europeos salían con un producto completo, económico, compacto y de buenas prestaciones. El zócalo tipo rimlock es a mi criterio una de las mejores innovaciones de esta serie ya que ofrece tanto robustez como seguridad, algo que perdieron las válvulas americanas con su zócalo mini octal.
Pero es que esta serie no solo era mejor que la versión americana (12BE6, 12BA6, 12AT6, 50B5 y 35W4) por su zócalo, hay una ventaja inherente a su corriente de filamento y tensiones. Si sumamos las caídas de tensión del conjunto nos dará 116.6V. En una red de 120V esto está perfecto y no representa ninguna diferencia apreciable con respecto a las válvulas americanas (105V), pero, cuando se trata de usar las mismas en una red de 220V y hay que incluir el resistor (o balasto) en la serie para adecuar la tensión, las válvulas europeas sacan ventaja al funcionar con una corriente serie de 100mA frente a los 150mA de las válvulas americanas. Esto ocasiona que dicho resistor genere un 165% más de disipación en estas últimas ya que la potencia disipada depende del cuadrado de la corriente (P[W]= I2xR).
Ya hemos hablado y calculado (no es más que simple ley de ohm) este resistor, también he mencionado lo desagradable y perjudicial que es el calor generado, por lo tanto, cualquier reducción en su disipación es siempre una buena noticia. En la práctica este efecto es bien notorio, los receptores con estas válvulas europeas son mucho más confiables y menos propensos a problemas relacionados con el calor que su equivalente con válvulas americanas.
Un detalle que no pasa inadvertido al observar este circuito (en particular) es que uno de los polos de la red está conectado directamente a masa (en realidad a través del paralelo de una resistencia con la lámpara del dial). La práctica era habitual en la época, pero completamente desaconsejada en la actualidad.
Cuando uno habla con alguien sobre los recuerdos de las radios de su infancia, el segundo comentario que siempre sale en la conversación es el recuerdo de las descargas que recibía al tocar las perillas. Algo que parecía hasta divertido, aunque desagradable y peligroso en aquella época, hoy resulta inadmisible. Esto era producto de esa conexión viva al chasis.
Y aunque las válvulas son el corazón común de todas estas radios, en última instancia la calidad del kit estaba definida por la del resto de sus componentes y es precisamente ahí donde empiezan a surgir las diferencias.
Por empezar con lo más básico, siempre noté que la calidad de los galvanizados de los chasis de producción nacional era claramente inferior a los que podíamos encontrar en una RCA u otras radios importadas. Ni hablar de Zenith, eso está en otras ligas. Los chasis nacionales que componían estos kits frecuentemente suelen estar muy oxidados. Por supuesto las causas pueden ser varias y no todo es culpa de su calidad.
La totalidad de las bobinas de este kit son UCOA y esto incluye al parlante que por cierto es de muy buen rendimiento. Para mi sorpresa (desagradable) la fuente de alimentación incluía una bobina de choque que estaba abierta. La solución más rápida hubiera sido reemplazarlo por una resistencia de unos 1000 ohms, pero no es mi estilo tomar atajos porque además habría tenido sus consecuencias en mayor zumbido en el parlante, por lo tanto, pacientemente rebobiné las 1800 vueltas de alambre de 0.06 mm.
Otro punto flaco de calidad en estas radios son los capacitores de papel. Puedo asegurar sin temor a equivocarme que no vale la pena perder tiempo en testear el estado de cada uno, simplemente cámbielos por capacitores de poliéster modernos y ganará tiempo y seguridad. Por supuesto, el electrolítico de fuente no escapa al envejecimiento, pero aquí la cosa no es tan tajante y vale la pena verificar su estado porque, aunque puede que esté seco muchas veces sucede que aun funciona bien y se puede auto regenerar. ¿Casualidad? Este electrolítico Made in England no necesitó ser sustituido.
Calibrar estas radios puede resultar intimidante la primera vez, pero se torna sencillo en cuanto entendemos el procedimiento. Para ello puede leer esta entrada. Por supuesto, cualquier manipulación del chasis con tensión debe ser realizado mediante el uso del transformador de aislamiento de esta entrada.
Por último, el gabinete había sido decapado por completo, pero por suerte en algunos lugares había rastros de su pintura original. Y lo de original es un decir puesto que estamos hablando de una radio única “sin pedigrí”, no obstante, siempre prefiero llevarla a esa condición. Solo hizo falta algo de lija y pintura para devolver su esplendor.
Conclusiones:
El rendimiento de la serie de válvulas Técnica A tanto para la versión U (filamentos en serie) como la E (filamentos en paralelo) es de lo mejor que se fabricó. Son la combinación perfecta entre prestaciones, precio y robustez.
Pero toda esta calidad se puede ir por la borda si el técnico armador del kit no fue lo suficientemente prolijo y cuidadoso y en ese sentido, podemos encontrarnos con cualquier cosa. Sin duda, las grandes empresas con su estandarización de los procesos de construcción podían ofrecer una calidad mucho más uniforme que lo esperable de una radio de kit.
Particularmente esta radio se encuentra relativamente bien construida y solo hay algunos detalles de montaje que pueden ser fácilmente corregidos para darle un toque extra de calidad.
En términos de edad la radio no es “tan vieja” como se podría suponer. El armador tuvo la perspicacia de anotar en su chasis 14/11/60 y solo por ese detalle ya tiene mi aprecio.
El funcionamiento es bastante decente, no hay mucho que criticar al respecto. La sensibilidad, algo achacable a el juego de bobinas (por supuesto también las válvulas) es comparable a la de radios como la Philips ALE-30U.
En general, no es la radio más bonita, como nuestra mascota callejera, pero funciona correctamente y sin duda ha sido una radio económica en sus días. Y aunque he repetido ya varias veces el término “callejero” quiero aclarar, sobre todo a los lectores fuera de Argentina, que el mismo no lo uso como algo discriminador ni despectivo, al contrario, es simplemente la forma cotidiana que se usó (y usa) tradicionalmente en estas tierras, más allá de que haya una movida mundial para cambiar la forma de llamar lo que en esencia es lo mismo.
Pero aquí no terminan los kits de radios, como ya dije hay muchas otras marcas y configuraciones que iremos analizando en futuras entradas si el comité antidiscriminación no me cierra el blog.
13 febrero, 2023 at 23:25
Hola. Lucas. Buen día. Gracias por el informe. Muy entretenido. De paso te cuento que me inicié con una bellísima Sharp, industria argentina, AM FM, más o menos del ’80/’85. Tenía un diseño exquisito. El dial no era lineal sino un rollo. Usaba 4 pilas AA que no duraban nada. Muy luego descubrí que tenía una entrada de 6 voltios. No era portátil ni dejaba de serlo. Había que usarla con transformador. A pilas no daba ningún presupuesto. Saludos. Raúl de Banfield. Pcia. Buenos Aires.
14 febrero, 2023 at 08:25
Bienvenido Raúl, muchas gracias por tu comentario y tu aporte, saludos
16 febrero, 2023 at 00:58
Hola. En realidad recién descubrí que lleva una batería de 6 voltios. Lo he visto también en portátiles de bolsillo. Pero esas baterías tienen vida útil muy corta. Encontré la Sharp de los ’70en Internet a buen precio. Es AM FM. Quizás la compre y use con batería recargable o fuente externa como la Tivoli. Saludos. Gracias por el blog. Raúl.
7 febrero, 2023 at 08:06
Felicidades Lucas por el reportaje. De muy jovencito recuerdo que en casa teníamos una radio Atwater Kent bastante antigua, con aquel primitivo artefacto inicié mi aficion por la radio.
7 febrero, 2023 at 09:35
Que bueno Enrique, una Atwater es palabras mayores. Creo que lo que te sucedió de chico es lo mismo que nos pasó a todos los que nos gustan estos aparatos.
7 febrero, 2023 at 00:52
Que maestro!!! Como siempre un placer leerte, muy completa la reseña, la verdad no sabia sobre la existencia de este tipo de radios. El trabajo de restauración es impecable y la frutilla del postre es la grabación final de las radios niponas, fascinante!!! Abrazo grande genio
7 febrero, 2023 at 09:37
Hay épocas del año y horarios en los que las emisoras de onda corta salen como hongos después de la lluvia, es un placer escucharlas
6 febrero, 2023 at 12:36
Excelente nota y excelente restauración. Me encantó también el video, felicitaciones.
6 febrero, 2023 at 16:05
Muchas gracias Carlos