Hagamos un picnic que yo llevo la Emerson

Miremos a nuestro alrededor en cualquier lugar público y probablemente veremos gente escuchando música desde su celular o inclusive desde alguna clase de reproductor portátil de MP3 o radio. Si retrocedemos unos años, hasta los 80, seguramente veremos personas con ropa de jogging caminando o corriendo con su Walkman.

En los 60 y 70 los jóvenes llevaban el Wincofón a sus picnics mientras los mayores hacían lo propio con la Spica en la cancha de futbol.

El gusto de los americanos por los días de campo, el clásico picnic al aire libre en un entorno natural es un romance de muchos años y la radio, prácticamente desde sus comienzos, ocupó un lugar preponderante en esa escena.

Pero, ¿Qué define una radio como como portátil? Para responder a ello debemos considerar los siguientes criterios:

  • El equipo debe estar completamente auto contenido incluyendo sus baterías. Esto excluye a las radios de campo que tenían su batería fuera del aparato.
  • No requerir una antena externa, aunque podría incluir una antena telescópica en el propio aparato.
  • El parlante debe estar incorporado al aparato.
  • Ser capaz de recibir señales de voz.
  • Suficientemente liviana para ser llevada en brazos sin esfuerzo.

En concreto: una radio para ser llevada al lugar que el usuario desee en vez de una radio destinada a estar en un solo lugar y, por ende, a baterías.

Publicidad de revistas de 1938

Esta definición hace que podamos ubicar las primeras radios portátiles a comienzos de los años 20. Y aunque no se pueda atribuir a alguien o a alguna empresa particular la creación de la primera radio portátil se puede mencionar que Howard Armstrong, el creador del receptor superheterodino, le presentó al presidente de la RCA en 1923 un prototipo de radio portátil. Era completamente autónomo, con baterías, parlante y antena, todo en una misma caja. La RCA quedó tan impresionada que de inmediato comenzaron su producción.

Otras empresas como la Zenith se metieron de lleno también en este negocio.

Algo interesante de notar es que estas primeras radios eran, en relación a su precio, lo contrario de lo que podemos pensar en la actualidad. Hoy asociamos una radio portátil como algo barato, sin embargo, a mediados de los años 20, el precio promedio de una radio portátil rondaba los 100 dólares (más de 1000 de hoy día), inclusive había radios que se promocionaban a la friolera de 200 dólares.

Los anuncios de las radios portátiles de la época generalmente mostraban jóvenes felices escuchando radio mientras hacían un picnic en un parque o a la orilla de un lago. Sin duda, un concepto de marketing avanzado para el momento.

Para finales de la década del 20, la gran depresión hizo que la gente perdiera el interés en estas radios, ya no se podían dar ese lujo y preferían quedarse en casa escuchando los programas.

En 1939, las radios portátiles experimentan un repentino resurgimiento con cambios, tanto estéticos como tecnológicos, y empiezan a parecerse más a las radios a transistores que vendrían mucho después. Esto duraría hasta 1942 cuando la producción se cerró para dedicarse a producir equipos para la guerra.

Publicidad en revista de la Emerson CT275

Una razón para el aumento de la popularidad fue que los nuevos tipos de válvulas desarrollados permitían una tensión de filamento tan baja como 1.5V por lo que las baterías duraban mucho más. También componentes como transformadores y capacitores de sintonía estaban disponibles en tamaños mucho más reducidos lo que facilitaba la “miniaturización”.

Los factores sociales también pueden haber influido en este resurgir. La guerra había estallado en Europa y los programas eran con frecuencia interrumpidos por boletines de noticias. Eso hizo que los usuarios quisieran estar constantemente informados y si acaso la guerra llegaba a América poder contar consigo un receptor durante la evacuación que no funcionara con electricidad.

Por el lado de las baterías también se producen avances que facilitan la portabilidad. La Union Carbide promocionaba en la época sus baterías secas Eveready especialmente diseñadas para el uso en estas radios portátiles. Ya no hacía falta cargar con un pesado y peligroso acumulador de plomo y ácido.

Publicidad de baterías para radios de 1938
Publicidad de Everady de 1938

Emerson, RCA (también su segunda marca, Sentinel) y Zenith fueron los que dominaron el mercado de las radios portátiles antes de 1942. Las dos primeras competían con productos similares, de costo más reducidos y prestaciones básicas. Zenith, por su lado, apuntaba a modelos con mayores prestaciones, de mayor tecnología y obviamente de costo más elevado.

El modelo CT275 de Emerson es, sin dudas, el equipo que resume todas las virtudes de una radio para picnic, compacta, liviana y de buena recepción.

Emerson CT275 de 1939

Las distintas marcas suelen tener ciertos patrones de diseño, rasgos o características con las que se las puede asociar; Emerson, en mi opinión, se caracterizaba por fabricar las radios más pequeñas del mercado, con chasis muy compactos en los que aprovechaba cada pulgada de espacio disponible.

La CT275 dispone de un chasis muy pequeño en el que aloja 5 válvulas, que, en aras de la eficiencia que imponía la alimentación a baterías, son de calentamiento directo (no existe electrodo de cátodo ya que el filamento oficia del mismo) y con filamento de 1.5V. Este tipo de válvulas eran “el último grito de la tecnología” en 1939, año en el que sale a la venta la CT275.

Al no existir un cátodo que calentar para que la válvula entre en emisión, el encendido, es prácticamente instantáneo. Por otro lado, se puede utilizar una menor potencia de calentamiento manteniendo la tensión de filamento tan baja como 1.5V y la corriente entre 50mA y 100mA como máximo para la válvula de potencia de audio. Cualquier técnico habituado a trabajar con válvulas estará acostumbrado a visualizar su funcionamiento a partir del su brillo anaranjado y el calor desprendido, pero en éstas, eso no es aplicable; Resulta muy difícil poder ver a simple vista algún brillo en su funcionamiento y el calor disipado es tan bajo que luego de horas de funcionamiento las válvulas pueden tomarse con la mano sin riesgo a quemarse.

La serie de válvulas: 1A7G oscilador mezclador, 1N5G amplificador de FI (dos unidades), 1H5G detector, AVC y amplificador, 1Q5G amplificador de potencia, encierran una perlita pocas veces vista. Los más despiertos habrán notado que la etapa de FI es doble, posee dos pentodos amplificando, lo que obviamente redunda en una mayor sensibilidad, algo que se agradece en una radio con limitaciones en la antena que se usará en un entorno rural.

Esquema Emerson CT275

Al tener todas las tensiones (90V para los ánodos y 1.5V para filamentos) disponibles desde sendas baterías no se necesita de ningún circuito de rectificación o fuente de alimentación. Los consumos de corriente son tan bajos como 300mA para filamentos y 10mA para los ánodos.

Chasis Emerson CT275
Chasis Emerson CT275

El gabinete no es nada espectacular si se lo compara con las radios de mesa de la época. Una caja de madera de forma cúbica cubierta con una tela engomada (de muy buen gusto, por cierto) contienen la totalidad del equipo, chasis, parlante, antena y baterías. Como corresponde para una radio portátil una manija de cuero corona la parte superior.

El estado que se vislumbra es el original, salvo una limpieza a conciencia no he realizado ninguna otra restauración exterior.

Aspecto exterior Emerson CT275

Donde le dediqué más tiempo, y creo lo merecía, fue a confeccionar réplicas de las baterías. Dos para la B Battery de 45V y una para la A Battery de 1.5V. Con placas de MDF de 3mm espesor construí las cajas de las dimensiones originales de las baterías a las que revestí con las imágenes de cada una de las caras de las mismas. Para las baterías de 45V serán necesarias usar 5 baterías de 9V en serie mientras que para la de 1.5V utilicé 3 pilas tamaño D en paralelo.

Esta solución para las baterías tiene por el contra el costo, elevado, de las 10 baterías de 9V que son necesarias, pero gana en sencillez. Una alternativa podría haber sido realizar un circuito elevador de tensión partiendo, por ejemplo, de una sola batería de 9V y elevándola hasta los 90V. Pero, además de mayor complejidad, otorgaba un décimo de la vida útil a la batería respecto al anterior, incluso menos si tenemos en cuenta la eficiencia del circuito en sí mismo. Por lo que el costo de baterías al final resulta ser el mismo.

Réplicas de A Battery
A Battery 1.5V
B Battery de 45V

Conclusiones:

Entonces, la historia de la radio portátil es hasta cierto punto la historia de cómo el constante y a veces espectacular progreso técnico de la miniaturización dio lugar a dispositivos electrónicos modernos. De hecho, un pequeño reproductor de MP3 o una eficiente radio con FM de hoy día no podrían haberse construidos sino con una habitación llena de componentes electrónicos en los años 30.

Esta Emerson CT275 es una pequeña maravilla por lo compacta y liviana pero también por su eficiente funcionamiento. La sensibilidad es correcta con buen volumen y una claridad asombrosa para el reducido tamaño del parlante.

Un “defecto” a tener en cuenta para todas estas radios que funcionan con tensiones tan bajas en sus filamentos, el mismo que adolecen las antiguas linternas a pilas, es que los contactos tienden a sulfatarse empeorando la conductividad y, si bien en la tensión de ánodos de 90V esto puede no ser significativo, en la tensión de filamentos es altamente perjudicial. Un mantenimiento periódico de limpieza de zócalos y contactos en general garantiza el óptimo desempeño siempre. La baja temperatura de las válvulas durante su funcionamiento son un buen augurio de una larga vida útil.

El consumo de baterías es reducido para el estándar de la época, pudiendo constatar más de 50 horas de uso o incluso más dependiendo de cuanta pérdida de sensibilidad y volumen puede tolerar el usuario.

Emerson CT275
Insignia de Emerson
Perillas y dial
Manija de transporte
Frente Emerson CT275
Perillas y Dial
Frente y parlante
Chasis en su interior
Baterías acomodadas en su interior
Radio Emerson CT275
Radio Emerson CT275

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Un comentario sobre “Hagamos un picnic que yo llevo la Emerson

  1. Hola. Veo que en Esp se consigue por 1.600 €. Me refiero a que la alemana Braun T 1000. Saludos. Raúl de Buenos Aires.

  2. Una gran lección sobre los inicios de la radio portátil. Han pasado por mis manos más de 50 receptores de radio portátiles de diversas épocas y marcas. Actualmente todavía poseo un Braun T-1000 y un Zenith Royal 1000 Trasoceanic, este último todavía capta emisoras de diversos lugares del mundo en onda corta sin problema.

    • Te juro que no conocía el Braun T-1000 hasta que lo menocionaste y lo busque en google. Que bestial receptor !!!
      Muchas gracias por tu comentario porque aportan conocimiento a todos.
      Saludos

      • Geacias por tu respuesta, el Braun T-1000 se consideró el Rolls de los receptores en su época. Diseño único y materiales de muy alta calidad, los contactos del tambor del cambio de bandas eran de oro macizo. No obstante adolecía de algunas pegas. En onda corta se filtraban con facilidad interferencias de emisoras cercanas potentes lo que difilcultaba bsstante utilizarlo para DX. Es curioso que el Zenith Royal 1000 que era más antiguo no tenía ese problema. Un receptor con el que conseguí hacer unos DX fantásticos en los años 80 fué el Gtundig Satellit 2100, siempre me arrepentí de haberlo vendido. En estos días la onda corta ha perdido mucho, especialmente para practicar DX devido a la cantidad de interferencias que se originan en la grandes ciudades. Actualmente tengo un receptor Sangean ATS-909x con el que consigo unos resultados muy buenos en onda corta especialmente en el campo y utilizando una antena exterior ya que por muchos metros que se le conecte es muy difícil saturarlo. Recibe un cordial saludo desde Barcelona

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