No es la primera, ni la segunda, de echo es la tercera y seguramente no será la última vez que hablemos de la omnipresente RCA. Ya no quedan dudas de que fue un (el) “Gigante de la industria audiovisual y electrónica” del siglo pasado con presencia prácticamente mundial. Hablamos de su historia tanto en Argentina como en USA en sendas entradas. Por todo esto y por su enorme presencia no es casual que buena parte de las radios antiguas que hoy podamos encontrar muestren su emblema.
Fuera de Estados Unidos, las filiales más importantes fueron Brasil, México y Argentina y es precisamente ésta última la que suministró la gran mayoría de los receptores vendidos aquí. Muy rara vez, salvo algún modelo particular de muy alta gama, llegó a nuestro país algún receptor producido afuera. Las radios “made in USA” que podamos encontrar con seguridad fueron traídas por alguna persona particular.
RCA personifica la manera Americana de hacer las cosas y es para la electrónica lo que Ford para el automóvil. Si somos observadores podremos notar esos detalles constructivos y de diseño a los que me refiero en casi todo lo que venga del gran país del norte.
Como buena corporación norteamericana, sus diseños siempre provenían de su casa matriz y como mucho se adaptaban al mercado local de acuerdo con imposiciones técnicas (tensión de funcionamiento, clima, etc.) o con limitaciones del mercado (materiales y gustos particulares).
Dentro de las peculiaridades más comunes que nos podemos encontrar con los receptores locales y que marcan la diferencia con su hermano de USA podemos mencionar, en el aspecto exterior, que en Argentina el uso de la bakelita en sus gabinetes estuvo restringido y se demoró varios años en masificarse, por lo que, para la década del 50, cuando ya todos los receptores americanos eran de bakelita, aquí, aun se hacían de madera. Esto tiene una explicación técnica, el moldeado de la bakelita requería mayor tecnificación que la vieja y tradicional carpintería y, por otro lado, el gusto de los argentinos, que veían como de “mejor calidad” una radio de madera a una de bakelita. Por supuesto, el costo de la producción artesanal de madera frente a una seriada de bakelita era muy superior, con todas las implicaciones productivas y de ventas que ello acarrea. En Estados Unidos, los volúmenes de ventas posteriores a la segunda guerra exigían producciones más rápidas y seriadas.
En el aspecto electrónico, el chasis local era casi una copia del americano, salvo por un detalle, el talón de Aquiles de todas estas radios, una aberración electrónica. Como aquí la tensión de trabajo era 220Vca y los diseños eran para 110Vca la solución fue incluir el nefasto resistor en serie (resistor de absorción) del que ya hemos hablado en muchas entradas anteriores. Si le toca reparar una de estas radios, sin pensarlo mucho, comience verificando el estado del mismo y de todos los cables que llegan a él, y con verificar me refiero a una simple inspección visual que suele ser más que suficiente para certificar la necesidad de reemplazo.
Sin duda, la solución técnicamente más aceptable hubiera sido un autotransformador que redujera de 220/110V pero claro, éste es más costoso, y si tenemos en cuenta lo anterior (gabinete de madera) más este inconveniente y algunos costos extras asociados al “made in Argentina”, una radio para el mercado argentino terminaba costando varias veces más que su equivalente de Estados Unidos, por lo que todo lo que significara reducir costos era aceptable aun cuando fuese en detrimento de la seguridad y confiabilidad. A su favor hay que decir que esta práctica era la habitual de todas las marcas.
Por alguna causa, algo también ya hablado hasta el cansancio, la filial local tampoco fue muy amigable con los técnicos reparadores facilitando los esquemas y hojas de servicio. Hay que arreglase mirando los esquemas norteamericanos (que abundan en la web) para lograr identificar uno que se parezca al que tenemos en nuestras manos. La tarea muchas veces no resulta sencilla ni rápida.
Con todo esto como preámbulo resulta fácil entonces comprender que la RCA 540mx de comienzos de los 50, fabricada en Argentina, sea una radio de madera, que usa la nueva serie de válvulas miniatura de 7 pines, adaptada a 220V y de la que carecemos de su esquema para facilitar su reparación. Así y todo, es una hermosa radio que merece un poco de amor.
Rompiendo una de mis máximas, adquirí esta radio con el vidrio del dial partido en dos pedazos. Ustedes que son más racionales y menos pasionales que yo, NO HAGAN ESO NUNCA. Devolver ese dial a su condición original fue no solo mucho trabajo sino también costoso. Para empezar, hay que escanear con la mejor calidad posible todas las partes, que por suerte estaba completo, para luego con un software de diseño (yo uso Photoshop) y bastante trabajo recuperar la imagen total, pero me temo que esto es solo el principio. A partir de la imagen completa y restaurada debemos generar las máscaras para cada uno de los colores que requiere el proceso posterior. Ahí es donde requerimos, en mi caso, la participación de alguien que se dedique a la serigrafía y que tenga ganas de darnos una mano. La serigrafía es un proceso muy antiguo en el que mediante una malla microperforada se transfiere una imagen. Es una técnica especialmente útil cuando se requieren grandes producciones y de echo es la forma en la que se realizó la imagen original de este dial. El trabajo requiere la creación de sendas mallas para cada uno de los colores, algo que lleva su tiempo y trabajo por lo que, realizar todo ello para una sola impresión es algo que muchos gráficos no justificarán. Sin embargo, si se requiere un resultado “igual que de fábrica” no hay más alternativa que realizar el mismo proceso que de fábrica. He visto otras técnicas pero que sin duda lo único que hacen es disimular el daño. Los resultados de todo este trabajo quedan a la vista.
El gabinete, al ser de madera, es factible de ser restaurado y lograr resultados muy buenos. Con la bakelita no hubiéramos tenido tanta suerte. La madera estaba muy bien, con la laca deslucida, pero sin roturas ni polillas con lo que luego de un decapado y lijado suave podemos volver a pintar con laca nitrocelulósica como la original. En esta etapa hay dos opciones (o al menos yo me planteo esas opciones), la primera es tonalizar la madera del color que se desee y usar laca de color natural (sin colorante agregado), la segunda es usar el colorante en la misma laca con la madera al natural. La radio original usaba ésta última técnica, con una laca tonalizada en un tono caoba.
Ambas técnicas tienen sus pros y sus contras. Tintar la madera y usar laca natural, a mi criterio, da un acabado más natural que realza la veta de la madera, por contra, es más laborioso porque tendremos que tonalizar la madera y luego laquear. Usar una laca tonalizada es mucho más rápido ya que con la sola aplicación de la laca tendremos el color buscado, pero perderemos la veta de la madera y la naturalidad. Esto último es sin duda más adecuado para un proceso productivo en serie.
Evidentemente aquí no preferí la originalidad y me decanté por tonalizar la madera al tono caoba similar al original para luego aplicar la capa de laca.
Y estas han sido todas las restauraciones en el exterior ya que las perillas estaban completas y sanas al igual que la tela del frente que con un simple lavado quedó en estado aceptable.
Momento de pasar al chasis. Lo bueno, no hay oxido, no aparenta haber sido reparado antes, el parlante se ve bien y todo está en su lugar. Lo malo, el calor ha hecho añicos los cables que conectan el transformador de salida, la resistencia de absorción esta arruinada y la válvula de salida tiene un color blanquecino que demuestra que le ha ingresado aire.
Al respecto, y viendo el estado de la válvula 50B5 de salida, lo más recomendable es chequear todas. Afortunadamente, solo ésta exhibe problemas en el Tube Tester y confirma la sospecha visual que exige su reemplazo.
En la búsqueda de un esquema que se adapte a la radio en cuestión encontré muchos que podrían ser parecidos, pero en todos ellos hace uso de la válvula 50C5 para la salida, una versión miniatura de la vieja y conocida octal 50L6. Sin embargo, una rápida lectura de las hojas de datos muestra que la 50C5 y la 50B5 son básicamente la misma cosa salvo por un ligero cambio en su pinout, con lo que los esquemas que usan la 50C5 son perfectamente válidos para ayudar en este caso. El juego completo de válvulas resulta ser: 12BE6 como osciladora y conversora, 12BA6 como amplificadora de frecuencia intermedia, 12AV6 como detector y triodo preamplificador de audio, 50B5 amplificador de potencia y 35W4 como rectificadora de media onda.
Un detalle para tener en cuenta, el zócalo miniatura de estas válvulas funciona relativamente bien para las de tamaño más chicos como la 12BE6, 12BA6 y 12AV6, pero con las válvulas más largas cuya relación alto/diámetro es mayor empieza a flaquear y la válvula queda escasamente sujeta sobre todo cuando se usan los zócalos comunes de pertinax y el calor de años ha hecho su trabajo. No es mala idea reemplazar los zócalos por versiones más robustas de bakelita o poliamida para ambas válvulas de potencia que darán mejor sujeción y contacto eléctrico.
Con respecto a la resistencia de absorción, con un poco de habilidad manual pude rebobinarla y dejarla operativa, sin embargo, para limitar un poco el calor que la misma disipa opté por colocar una segunda resistencia dividiendo funciones y por lo tanto disipación con la esperanza que el calor esté menos localizado.
Sorprendentemente, los capacitores se muestran con buena salud por lo que ¿para qué cambiar lo que anda?, quizás en algún futuro, pero por ahora se quedan. Por lo demás, resistencias, bobinas y cables se ve también en muy buena condición y la posterior prueba de la radio certifica que la intuición era correcta. Las mediciones de las tensiones de placa muestran muy buenos valores. Algo que no suele dar problemas pero que aquí sí lo hizo fue la llave de cambio de ondas “estratégicamente ubicada en la parte trasera de la radio”. Desarmarla no es algo sencillo por la cantidad de componentes que están soldados a ella por lo que mi recomendación es siempre empezar con aerosol limpia contactos y lubricante. Afortunadamente con esto fue suficiente.
Por último y para dejar completamente operativa la radio resta su calibración, algo ya hablado hasta el aburrimiento, sin embargo, un detalle constructivo en este equipo en particular es que el fabricante en un acto de piedad hacia los futuros técnicos reparadores decidió imprimir el valor de la FI en el cuerpo de las bobinas, 465Khz. Un valor bastante esperable pero como dicen, lo que abunda no daña.
Conclusiones:
Una característica que siempre me pareció muy poco práctica de las RCA es la ubicación de los controles. ¿Quién fue el genio que decidió poner el cambio de onda en la parte trasera de la radio? Hacer eso es condenar a la radio a una sola onda ya que rara vez alguien buscará en la parte trasera dicho cambio. El cambio de onda debería, como en la inmensa mayoría de radios, estar en el frente junto con todos los demás controles. El diseñador se tomó muy literal el hecho de pensar la vida en torno a la radio porque realmente la radio debe estar ubicada de forma tal que no tenga nada a su alrededor y que el usuario se mueva alrededor de ella al menos si desea operar la misma con todos sus controles.
El control de tono no está mucho mejor ubicado, sobre el lateral izquierdo, pero al menos se puede operar desde el frente.
En la nota de “como comprar o vender una radio” hice mención a la condición del dial al momento de comprar una radio antigua, aquí quiero resaltar ese hecho. Restaurar el vidrio del dial es una tarea compleja, cara y que muchas veces no da resultados satisfactorios por lo que no tome como referencia el resultado que aquí pude lograr, excepcionalmente bueno, ya que habitualmente no es así. Y no quiero ponerme a hacer análisis de costos porque estoy seguro que lo que gasté es varias veces el valor real de la radio.
Por lo demás, el diseño apaisado de la radio es relativamente moderno para la época, despojado de toda la suntuosidad típica de las radios de bajo costo.
Al igual que su estética, el funcionamiento de esta radio no genera paciones, más bien decepciona un poco si tenemos en cuenta que es una RCA. El sonido es limpio y abundante, sin distorsiones ni nada que criticar. La 50B5 hace su trabajo de forma eficiente al igual que la 12AV6. Sin embargo, la sección de radio es la culpable de mi decepción. No es que las 12BA6 y 12BE6 sean responsables de ello, en concreto yo creo que son buenas válvulas, pero a las que no se les ha exprimido todo lo que tienen para dar. Una manera fácil de lograr mejor performance en onda media hubiera sido incluyendo una antena de cuadro sintonizada ya que la clásica antena exterior es una fuente de ruidos como ya lo hemos mencionado en radios anteriores. Y si en AM nos quedamos con sabor a poco, en onda corta, tres cuartas partes de lo mismo, pobre sensibilidad sumado a una cobertura de bandas que se queda corta (valga la antinomia). Cubriendo desde los 6Mhz hasta los 10Mhz solo encontraremos las bandas de 49, 41 y 31 metros dejando afuera las frecuencias superiores de las bandas de 25, 19 y 16 metros, definitivamente esto es congruente con la extraña ubicación del selector de ondas, al fabricante no le interesa que el usuario escuche ondas cortas. Una segunda 12BA6 como etapa de alta, amplificador de RF, hubiera sido de gran ayuda para mitigar buena parte de estos problemas de sensibilidad y un mejor diseño de las bobinas podría haber dado una cobertura más amplia.
A ver, para que se entienda, no es que la radio ande mal, es una RCA que funciona bien pero que no hace honor al renombre de la marca, muchas radios más económicas y menos glamorosas tienen mejores prestaciones en la banda de onda corta y hasta en AM.
En mi opinión personal, RCA, para la década del 50, ya estaba caminando el sendero a su defunción con productos que eran “más de lo mismo” carentes de innovación y que se acentuaría en la década del 60 cuando los productos japoneses hacen su incursión revolucionando el mercado con una competencia de la que hasta el momento carecían los fabricantes norteamericanos.
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