Así llegamos a la mitad de la década de los 40, la segunda gran guerra acaba de terminar dejando tras de sí una Europa desbastada, por un lado, y por otro una gran cantidad de conocimientos, nuevas formas de producir, consumir y comunicar, sobre todo en América.
Para finales de 1945 nadie duda ya del potencial económico de la radiodifusión que se ve exacerbado por el deseo generalizado de normalidad, paz y optimismo en el futuro. La radio, que había sido una fuente de noticias y entretenimiento en tiempos difíciles, se consolidó como un medio masivo de comunicación y un pilar fundamental de la vida cotidiana. La reconstrucción económica y social, la expansión de las clases medias y los avances tecnológicos sentaron las bases para una era dorada de la radiodifusión.
Por supuesto, el gran ganador de este período es Estados Unidos ya que logro concentrar tanto los recursos científicos como los medios de producción. Europa, en general, estaba sumida en la ruina. Este será el período del auge y caída de grandes compañías como RCA, Philco, Zenith, entre otras en América, Philips, Telefunken y otras en Europa, así como el surgimiento de nuevas a partir de las cenizas de la guerra como Grundig y hacia el último cuarto de siglo, un tapado, Japón, lo cambia todo con innovación, calidad extrema y precios competitivos.

Y aunque compartían el objetivo de informar y entretener, el desarrollo de la radiodifusión en América y Europa tomó caminos ligeramente distintos, influenciados por factores económicos, políticos y culturales.
En Estados Unidos, la radiodifusión ya estaba fuertemente comercializada antes de la guerra, y este modelo se consolidó y expandió en la posguerra. Las grandes cadenas como NBC, CBS y ABC continuaron dominando el panorama, ofreciendo una amplia gama de programas que iban desde dramas y comedias hasta noticieros, música y concursos. La programación se volvió más diversa y sofisticada para atraer a una audiencia en crecimiento.


Mientras que en el campo de la innovación técnica la radiodifusión se enriquece de dos inventos que, si bien ya estaban presentes de antes, es en esta época donde se vuelven masivos, la Frecuencia Modulada (FM) y la Televisión (TV).

Aunque la FM había sido inventada antes de la guerra por Edwin Howard Armstrong, su desarrollo se vio frenado. Sin embargo, en la posguerra, la calidad de sonido superior de la FM y su menor susceptibilidad a las interferencias la hicieron atractiva para la música y la programación de alta fidelidad. Inicialmente más lenta en despegar debido a la hegemonía de la AM, la FM ganó terreno progresivamente, especialmente a partir de los años 60 con el auge del rock y la música estéreo.

A partir de los años 50, la televisión emergió como un competidor formidable. Esto obligó a la radio a reinventarse, enfocándose más en la música, los programas de entrevistas, los noticieros locales y los nichos de audiencia, marcando una transición de la “radio de la sala” a la “radio del coche y del transistor”.
En Europa, el modelo de radiodifusión era predominantemente público, aunque con variaciones entre países. La posguerra implicó una reconstrucción de las infraestructuras y una redefinición de las políticas de radiodifusión.

Instituciones como la BBC en el Reino Unido, la ORTF en Francia (posteriormente fragmentada) o la ARD en Alemania desempeñaron un papel crucial en la reconstrucción cultural y social. Su enfoque estaba en la educación, la información imparcial y la promoción de la cultura nacional, a menudo financiadas por licencias de radio.

Muchos países tuvieron que reconstruir sus estaciones de radio dañadas o destruidas por la guerra. Se establecieron nuevas emisoras para atender a las necesidades de una población en crecimiento y para diversificar la oferta programática. Se consolidaron redes nacionales de radiodifusión, a menudo con canales especializados en diferentes géneros (noticias, música clásica, entretenimiento ligero).
Y aunque la FM también fue reconocida por su superioridad técnica, su implementación a gran escala en Europa fue un poco más gradual, a menudo coexistiendo con las emisiones de AM durante décadas.

Pero es precisamente en Europa, donde se da un fenómeno particular con las emisoras de radios especialmente entre los años 60 y 70 con el abaratamiento de la tecnología a transistores. El monopolio de las radiodifusoras públicas comenzó a ser desafiado por la aparición de “radios piratas” que transmitían desde barcos o territorios vecinos (ej. Radio Caroline) y, posteriormente, por la legalización de emisoras comerciales en algunos países, lo que trajo una mayor competencia y diversificación de formatos.

Así, para fines de los 70 la radio en Europa adquiere una dimensión más internacional y se convirtió en un medio importante para la difusión de noticias internacionales y la promoción de la cultura europea en el extranjero.
Mientras tanto, en Argentina, al igual que otros países de América Latina, tuvo un desarrollo particular en la radiodifusión después de la Segunda Guerra Mundial, influenciado por su propia dinámica política y social.

Durante los primeros años de la posguerra, especialmente bajo los gobiernos peronistas, la radiodifusión en Argentina experimentó un fuerte proceso de nacionalización y centralización.
Muchas de las principales emisoras, que hasta entonces habían sido de capital privado, pasaron a manos del Estado. Esto buscaba consolidar el control gubernamental sobre la información y la cultura, utilizando la radio como una herramienta clave para la difusión de la ideología oficial y la promoción de la unidad nacional.

Se consolidaron cadenas radiales estatales que transmitían a todo el país. La programación en AM era la dominante y ofrecía una vasta diversidad: radioteatros (que vivieron su edad de oro), programas musicales, noticieros, programas de variedades, contenidos culturales y deportivos. La radio era el principal medio de entretenimiento e información en la mayoría de los hogares. La radio se convirtió en un vehículo fundamental para los discursos presidenciales, los actos públicos y la difusión de las políticas de gobierno, llegando a cada rincón del territorio. El Estado ejercía un estricto control sobre las licencias y los contenidos, reflejando el modelo de radiodifusión más público y centralizado que se veía en partes de Europa, aunque con un matiz fuertemente político.
La década de 1980, con el regreso a la democracia, marcó un antes y un después para la FM en Argentina. Se produjo una liberación y flexibilización en la asignación de licencias, lo que permitió la proliferación de un gran número de emisoras de FM. Esto generó una competencia sin precedentes. Surgieron radios especializadas en géneros musicales específicos (rock, pop, tango, folklore, música clásica), programas juveniles, programas de entrevistas descontracturadas y propuestas culturales alternativas. Este período también vio el florecimiento de radios comunitarias y alternativas, que surgieron al margen de las grandes cadenas y ofrecían voces y perspectivas diversas, a menudo ligadas a movimientos sociales o culturales específicos.

Por el lado de los receptores, los aparatos de radio también vieron una enorme transformación en ésta etapa, marcada por la miniaturización, la portabilidad y la mejora de la calidad de audio.
Inmediatamente después de la guerra, los receptores de radio seguían siendo piezas de mobiliario grandes y voluminosas, a menudo de madera y obviamente con válvulas que consumían mucha energía y requerían tiempo para calentarse. Eran el centro de entretenimiento del hogar. Sin embargo, estos aparatos de gran tamaño tenían sus días contados, primero dejando atrás las maderas exóticas, al menos de la forma artística que se venía utilizando, para dar paso a gabinetes más simples, con maderas más industrializadas y luego ya con la bakelita y el plástico. Se imponía la construcción en serie en grandes fábricas por sobre la construcción artesanal anterior, con mayor estandarización y persiguiendo una reducción de costos y tiempos para cubrir la creciente demanda de los que luego se llamarían Baby Boomers. La radio dejó de ser un objeto suntuoso del hogar solo para los más pudientes para ocupar todos los espacios de la vida cotidiana. Pasó a ser habitual tener más de un receptor en el hogar.
Por el lado de las válvulas, ¿qué decir? Eran las reinas de la electrónica. Durante la guerra habían evolucionado tanto en confiablidad como en especificidad, sus tamaños se habían reducido y seguirían haciéndolo en la post guerra para llegar a tamaños muy compactos con eficiencias y prestaciones inimaginables unos años antes. Por supuesto, el desarrollo del transistor en los 50 supuso un cambio radical y el golpe final para quedar relegadas a aplicaciones muy particulares. La invención del transistor en 1947 en Bell Labs y su comercialización masiva a partir de la década de 1950 (liderada por Sony en Japón y Texas Instruments en EE. UU.) fue el punto de inflexión. Posteriormente en los 70 la utilización de circuitos integrados en los que convivían varias decenas de transistores supone otro gran avance en el camino a la miniaturización, confiabilidad y reducción de costos.

La radio recibe un gran espaldarazo con el auge del automóvil, las radios de coche se convirtieron en un equipamiento estándar, permitiendo escuchar música y noticias mientras se conducía y creando un nuevo espacio para la escucha radiofónica. Sin duda el matrimonio entre la radio y el automóvil fue un éxito sostenido básicamente por el transistor del que ambos salieron beneficiados y que perdura hasta nuestros días. (nota mental: tengo que publicar una restauración de radio automotor)

A medida que la FM ganaba terreno, los receptores de alta fidelidad se hicieron populares, ofreciendo una calidad de sonido excepcional. La introducción de la transmisión estéreo de FM en los años 60 revolucionó la experiencia auditiva, especialmente para la música.
Hacia finales de los 60 y comienzo de los 70 se fabricaron en Europa (particularmente en Alemania) los equipos de radio más complejos en cuanto a requerimientos técnicos se han visto, equipos que incluían sonido estéreo con varios parlantes, con calidades de audio excepcionales y diseños que ostentaban la eficiencia alemana. Los líderes: Grundig, Saba, Normende, Telefunken, Philips.
Conclusiones:
La Segunda Guerra Mundial, lejos de ser un fin, fue un catalizador para una era de crecimiento sin precedentes en la radiodifusión y la tecnología de receptores. La competencia y la innovación, junto con la necesidad de información y entretenimiento en un mundo en reconstrucción, impulsaron la evolución de la radio desde un medio incipiente a un pilar fundamental de la comunicación global. La llegada del transistor, en particular, transformó radicalmente la experiencia de escuchar radio, democratizando el acceso y haciendo de este medio un compañero inseparable de la vida moderna.
La incursión de la TV supone una dura prueba para la radio, la que responde con firmeza masificando la FM y dotando de radios todos los automóviles de forma de llegar más lejos y con mejor calidad.
Y quizás alguien lo haya notado, o al menos yo no puedo dejar de hacerlo notar, en esta serie de notas hemos construido una línea de tiempo y espacio en la que salvo por pequeñas incursiones siempre estuvimos enfocados en una visión del mundo eurocentrista, que para este caso es muy apropiado, pero que por supuesto no incluye a todos los actores. Asia, África y Oceanía han quedado afuera por razones bastante simples, la radio, la radiodifusión se desarrolló entorno a actores europeos y norte americanos, y, por derrame, llegó al resto del mundo.
Argentina fue, si lo miramos con los ojos puestos en el presente del país, un caso raro de desarrollo. Pero puesto en el contexto de la primera mitad del siglo XX, Argentina, Canadá y Australia, eran los países que más prometían para ser potencia tanto por sus recursos naturales como por sus recursos intelectuales, así fue que la radio creció libremente en Argentina siendo un faro de desarrollo para los demás países de América Latina en esta mitad de siglo. Lo que pasó después es historia conocida, al menos para los que desean conocer los hechos y dejar de lado los relatos.
Y, si bien nuevos medios han surgido desde entonces que amenazan con el final de la radiodifusión tal como la conocemos, el legado de esta época dorada de la radio perdura hasta hoy y se mantiene vivo gracias a muchos entusiastas como ustedes que visitan VintaRadio leyendo, compartiendo y participando en cada una de las notas.

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3 septiembre, 2025 at 13:50
Muy interesante y entrañable artículo una vez más sobre ese maravilloso invento universal que ha sido la radio.
3 septiembre, 2025 at 13:54
Muchas Gracias Enrique