Si preguntamos en la calle a la gente sobre ¿Quién invento la radio? seguramente muchos podrán mencionar nombres como Tesla, Edison, Marconi y quizás alguno más, podrán estar más o menos acertados, pero al menos tendrán un apellido para decir. Sin embargo, si preguntamos sobre ¿Quién inventó la TV? Ahí habrá silencio en el mejor de los casos, o peor, dirán alguien que ni siquiera pasó cerca. Por alguna causa, la historia de la radio se ha difundido mucho más que la de la TV, así que creo que debemos hacer algo de justicia con ello.
Pero para mencionar al inventor de la TV primero tenemos que definir que entendemos por TV ¡obvio! Con el concepto moderno todos estaremos de acuerdo que estamos hablando de un aparato electrónico capaz de recibir y mostrar imágenes en movimiento.
Y con base a esta definición, entonces, podemos mencionar como el principal inventor, a Philo Farnsworth. Sin embargo, antes de él hubo experimentos de una televisión mecánica por parte del inventor escocés John Logie Baird. En rigor, este dispositivo mecánico muy rudimentario, aunque llamativo para la época difícilmente podríamos reconocerlo como una TV bajo los estándares actuales, por lo que debemos adjudicarle a Farnsworth el logro.
La biografía de Farnsworth es muy interesante, nacido en una granja no conoció la electricidad hasta que su familia se mudó a la ciudad en 1919. Allí se empezó a interesar en ella a partir de revistas y libros de electrónica prestados, aprendiendo física por su cuenta y construyendo dispositivos electrónicos a partir de elementos de la granja. En sus lecturas de física había descubierto el electrón y enseguida pensó que ahí estaba la clave para transformar la luz en electricidad y así mejorar el dispositivo mecánico de la TV. Tenía 14 años cuando desarrolló la idea básica de su invento. A los 15 años fue admitido en la Universidad de Brigham Young pero la muerte de su padre en 1923 y las dificultades económicas que ello ocasionó lo obligaron a interrumpir sus estudios.
Ya casado con Pem Gardner, se mudó con ella y su cuñado Cliff, a San Francisco, para trabajar en su invento. En esta época construyeron la primera cámara de válvula de la televisión electrónica, a la que Farnsworth llamó disector de imagen. Inventó además un tubo de rayos catódicos frío y utilizó un matraz Erlenmeyer de fondo plano, como los utilizados en las clases de química, como válvula de imagen, a la que llamó “oscilita de imagen”.
Tras varios ensayos y errores, el 7 de septiembre de 1927, el sistema transmitió su primera señal, una simple línea recta en movimiento. En 1928, Farnsworth había desarrollado el sistema lo suficiente como para hacer una manifestación pública, y un año después, su sistema de televisión no tenía partes mecánicas en movimiento.
La historia después se torna más oscura, como su invento aún no estaba patentado, David Sarnoff, presidente de la RCA, hizo de todo lo imaginable para retrasar su popularización al principio y su copia después, cuando no pudo ni con uno ni con lo otro, decide comprarle el invento a Farnsworth (quien para esa época ya trabajaba para Philco) pero éste no aceptó.
Para 1938 su sistema fue utilizado por Sarnoff gratuitamente ya que para ese momento la patente había vencido.
La redención de Farnsworth se dio en 1969, al presenciar, en el dispositivo que él había diseñado la llegada del hombre a la Luna. En etapas posteriores de su vida, Farnsworth inventó también un pequeño dispositivo de fusión nuclear conocido como fusor.
Como vemos, los caminos de la radio y la TV, aunque paralelos, siempre fueron de competencia y recelo, temiendo que la TV aniquilara la radio. Y entiendo yo, que, en la psiquis de los directivos de las radios de comienzo del siglo XX, eso era lógico, ¿Quién escucharía radio si además podía ver la imagen?
Sin embargo, y luego del cimbronazo que supuso la incursión de la TV, la radio pudo no solo mantenerse viva, sino que además se fortaleció ya que dejó en claro que no son competencia sino complementos.
La década de los 70 fue de distensión y acercamiento, inclusive en el terreno de política internacional, basta recordar la misión Apollo-Soyus en la que USA y la URSS encaraban una misión conjunta en el espacio y, salvando las distancias, en el mundo de la electrónica ensayaron una aventura similar.
La manufactura electrónica japonesa estaba a la vanguardia para fines de los 70 y la complejidad y miniaturización de componentes hizo que fuese viable unificar en un solo equipo una radio, un reproductor de casetes y, por supuesto, un TV, sellando de esta forma la amistad entre todos los campos del entretenimiento.
Y aunque en todo el mundo se vendieron estos equipos combinados, prácticamente la totalidad de ellos provenían de Japón, de empresas quizás con bajo perfil pero que explotaban algún nombre comercial bien afianzado en el mercado en cuestión.
En este caso, pero hay muchos similares, vamos a reparar un equipo fabricado por la empresa Orión Electric Co. Ltd. Con sede en Osaka, Japón establecida en 1958 y que funcionó hasta 2019. Concretamente tendremos al Orión 7725 que de acuerdo con el mercado fu vendido como Otake 7725, Hokutone 7725 o Telefunken 7725, también en el mercado francés se lo pudo encontrar como Color 8000. Todos ellos compartían su origen y diseño básico con diferencias mínimas en general referidas al mercado de venta. Por ejemplo, Otake y Hokutone eran vendidos en América y por consiguiente el decodificador de color era PAL-N y NTSC, con sintonizador solo para canales de VHF, mientras que el Telefunken y Orión era adecuado para el mercado alemán con decodificador PAL-B, sintonizador de VHF y UHF, por su parte, el Color 8000 incluía decodificador SECAM (norma francesa). Pero aquí creo que hay algo de “trampa”, no creo que Telefunken haya licenciado la fabricación completa, sino más bien solo el sistema de color ya que era una licencia propia que por esas épocas requería regalías (la norma PAL fue desarrollada por Telefunken).
Por supuesto, un TV es inmensamente más complejo que una radio, y ni que hablar si encima tenemos todos esos equipos juntos. Pero esa complejidad no es solo para quien intenta repararlo sino también (y en mayor medida) para quienes lo construyeron, así que en su diseño fueron lo suficientemente perspicaces como para compartimentar las diferentes secciones de modo de “simplificar” su comprensión. Por otro lado, intentar plasmar todos los conceptos necesarios para comprender el funcionamiento de un TV color analógico en una simple nota es una idea poco realista así que no profundizaré sobre ello.
El equipo está bien dividido en cuatro bloques principales que son fundamentales para comprender su funcionamiento y comenzar con la búsqueda de fallos:
- PCB1: Amplificador de audio, preamplificador de Tape y sintonizador de radio.
- PCB2 – PCB3: Circuitos de TV, Horizontal, Vertical, color, frecuencia intermedia.
- PCB4 – PCB5: Sintonizador de TV y antena.
- PCB 6 – PCB7: Fuente de alimentación y regulador de amplificador de audio.
Y como la mayoría de los equipos que yo adquiero no suelen ser precisamente joyas inmaculadas sino más bien una montaña de problemas a solucionar (y aquí no fue la excepción), no más darle tensión surge la primera decepción, no enciende.
Por supuesto, uno se siente tentado a comenzar de inmediato a buscar el problema electrónico, pero como mi idea es restaurar lo mejor posible este equipo lo primero es hacer un desarme y limpieza a conciencia.
Y este primer problema resultó bastante simple, un fusible roto y una pista de circuito impreso cortada en la placa de la fuente principal era todo lo que impedía que encendiera y dejara en evidencia más problemas.
Hay que decirlo, ninguna reparación en estos equipos es sencilla, llegar a cualquier placa, realizar mediciones o sustituir algún componente requiere sacar muchos tornillos, desmontar varias cosas, desoldar cables y todo ello solo para poder acceder al lugar que queremos verificar. Por lo tanto, si son de aquellos que piensan “es solo cambiar un capacitor”, piénsenlo dos veces.
Con esto en claro, y ahora que enciende, quedan en evidencia una lista de problemas:
- Correas del reproductor de casete estiradas.
- Mando del dial de radio no tracciona y está desplazado.
- Antena rota
- TV enciende, pero no da imagen, funcionamiento errático.
Mi estrategia en estos desafíos es siempre la misma, comenzar por lo más fácil para ganar confianza y conocimiento del equipo. En este caso, desarmando el módulo que soporta la radio, amplificador y reproductor de casete para poder acceder a las correas de transmisión.
Conseguir correas nuevas no es fácil pero tampoco imposible, hay que tener en cuenta que las mismas ya no se fabrican así que recomiendo comenzar su búsqueda en algún comercio de electrónica de muchos años que pueda haberle quedado algo. Con la muestra buscar algo lo más parecido posible. Este cambio puede ser tedioso y requiere un mínimo de habilidad mecánica pero no es difícil. Por supuesto, tome precauciones para poder volver a montar todo igual a como estaba.
Y ya que estaba con todo este módulo desarmado aprovecho a corregir el problema del hilo del dial que estaba descarrilado en una de sus poleas. De nuevo, algo simple, pero para llegar hasta aquí hay que desarmar todo.
Con la fuente funcionando, la radio y el tape en condiciones me queda encarar lo tedioso, la sección del TV, que mirando más de cerca noto que hay síntomas de corrosión como si se hubiera derramado algún líquido sobre la placa. Una vez desconectados todos los cables, especial cuidado con el conector de alta tensión del TRC que nos puede dar una desagradable sorpresa y liberada la misma, se hace evidente que antes de reparar deberé hacer una limpieza a fondo por ambas caras del PCB.
Lo recomendable en estos casos es el alcohol isopropílico y cepillo, pero cuidado que puede deteriorar algunos barnices aislantes. De paso revisamos más detalladamente cualquier daño y repasamos soldaduras que puedan verse en mal estado. En este punto, en la zona de alta tensión del flyback veo algunos indicios de arco eléctrico en la placa, por lo cual decido limpiar más a fondo esa zona, repasar soldaduras y aplicar una capa de barniz aislante.
Para probar no queda más alternativa que volver a montar y afortunadamente se ve que la limpieza y mejora de la aislación tuvo resultados porque la imagen de ruido comienza a ser estable y sin caídas.
Pero la alegría dura poco. Cuando ya estaba festejando que la imagen era estable y me disponía a hacer pequeños ajustes en la misma, me doy cuenta de que el sonido de la TV es muy pobre y ligeramente distorsionado. Sin duda Murphy siempre hace su aparición cuando la victoria está a la vista. Mirando el esquema para razonar quien puede ser el culpable del mal sonido veo que solo hay un sospechoso, el capacitor electrolítico de desacople. No sería la primera vez. En resumidas cuentas, desarmo todo nuevamente, cambio el capacitor, armo y… perfección.
Y aunque lo he hecho muy simple, solo para contextualizar les puedo decir que la reparación es una de las más complejas y largas que he realizado ya que es un verdadero dolor de cabeza desarmar y poder chequear toda la electrónica, en especial la sección de TV. Fue de mucha ayuda imprimir el esquema completo en tamaño A1 para poder verlo con claridad. Luego de la última falla con el electrolítico de desacople de audio pienso que quizás sea buena idea reemplazar todos los electrolíticos, sin embargo, viendo la cantidad y dificultad, quedarán para otra oportunidad.
Conclusiones:
La calidad en general de estos equipos y en particular la de este es muy buena, sin embargo, su complejidad y sobre todo la rudeza del trato recibido hacen que sea difícil encontrarlos en buen estado. Y respecto a esto último, se me ocurre pensar en dos usuarios típicos. El primero es un clásico, el guardia de seguridad nocturno (sereno como se le dice en Argentina) en algún edificio administrativo donde este equipo ayudó a pasar las interminables y aburridas noches de invierno, lo que terminó con un TCR agotado (con bajo brillo) y un desgaste general de potenciómetros, antenas rotas y demás síntomas de uso intensivo. El segundo escenario, y es para el que estimo fue creado este equipo, es su uso a bordo de una caravana o motor home. En este caso su desgaste será menor, pero las vibraciones seguramente acabarán en plásticos rotos, cables desoldados y pistas cortadas en los PCB.
Ante estos dos escenarios mi consejo es siempre el mismo, traten de comprar el que menos desgaste y daños evidencie, pero hay una situación en especial de la que deben alejarse. Casi todo es solucionable con un esfuerzo “racional”, salvo por dos problemas puntuales, el primero es el TRC (Tubo de Rayos Catódicos); si el mismo está agotado o peor aún con daños físicos, lamento decir que no hay reparación posible, no existe el mismo como repuesto hoy y creo que nunca existió en el pasado. El segundo, tres cuartas partes de lo mismo, el flyback; si el mismo está roto (y no es tan raro que se dañe) no tendremos ninguna posibilidad de encontrar un repuesto, aunque por supuesto, en este punto siempre habrá algún técnico poco escrupuloso que les diga que puede usar o adaptar uno de tal o cual TV. Yo no estoy de acuerdo con ello. Conclusión, si compran un equipo de estos cerciórense siempre que el TV funciona, el resto es reparable.
Luego de todas las reparaciones el funcionamiento es muy bueno, la calidad de sonido, aunque monoaural, es aceptable, claro y abundante para un ambiente doméstico, el reproductor de casetes es básico, funciona bien pero no le pidamos maravillas. En cuanto al TV, entiendo que el tamaño de 5 pulgadas de su TRC puede parecer irrisorio, sin embargo, es adecuado para lo que se ofrecía en la época donde el tamaño medio rondaba las 19 pulgadas. Bajo ningún punto de vista deberíamos compararlo con la definición y calidad de las pantallas actuales de HD, sin embargo, no desentona en absoluto. Poniéndolo en el contexto de comienzo de los 80, es sin duda, una proeza de la ingeniería. Tengamos en cuenta que la TV color era, para nuestro país, el equivalente a un ultra HD 8K actual. Su funcionamiento es impecable.
Los más observadores se habrán dado cuenta de otro “aparato” anexado en las fotos del TV y, es aquí, donde viene la particular historia local.
Como muchos sabrán yo vivo en el centro de la provincia de Buenos Aires, concretamente en Olavarría. Y esta localidad tiene una situación particular con la TV abierta analógica por aire. Por su situación geográfica, está demasiado cerca de las grandes urbes (Capital o Mar del plata) para poder sostener de forma rentable al menos un canal de TV por aire, pero demasiado lejos (entre 300 y 350 km) como para que la señal de esas ciudades llegue directamente. Así, Olavarría, nunca tuvo su propio canal de TV por aire y en su defecto los olavarrienses recurríamos a complicadas y altas antenas para que, cuando las condiciones atmosféricas se daban, lograr ver algún canal de la capital. Pero ya a principios de los 70 el estado, con su ineficiencia habitual, intentó solucionar eso montando repetidoras del canal 7 (canal estatal ATC: Argentina Televisora Color) para hacer llegar la señal luego de varias estaciones. ¿Qué decir? Un fiasco total.
Pero de todo ello algo queda, el contrato para la construcción de esas repetidoras se firmaría con la empresa AMPO S.A. Paralelamente, el ministerio de obras públicas de la nación, organismo que regulaba la asignación de frecuencias le otorga a Olavarría el uso del canal 45 en la banda de UHF. Para los olavarrienses esto era todo un problema, los TV solo disponían de los canales de VHF (del 2 al 13), pero para la empresa AMPO esto era muy conveniente, ellos vendían un conversor para sintonizar ese canal, con lo que todos estaban obligados a comprar este equipo si querían ver TV. ¿Casualidad? Así se popularizó en la zona el dichoso conversor que todos conocimos como “el Ampo”.
Desde el comienzo quedo en claro que retransmitir la señal de ATC desde la capital no era algo sencillo, ni barato y mucho menos confiable con la tecnología del momento. Requería de múltiples repetidoras ubicadas cada una a no más de 100km (todas ellas analógicas), que funcionaran ininterrumpidamente las 24hs con equipos que se sobrecalentaban y dependiendo de un suministro eléctrico precario. Al final, eran más los días en los que no había TV en Olavarría que los que se sí. Y si esto ya era preocupante en 1974 cuando a duras penas se pudieron ver algunos partidos del mundial de futbol, el terror invadía la posibilidad de que si no se hacía nada tampoco íbamos a poder ver “nuestro mundial 1978”. Por lo tanto, el tema pasó a ser prioridad de estado para los intendentes locales. Rápidos de reflejos, giran su vista hacia el sur este y se dan cuenta que el canal 8 de Mar del plata (aproximadamente 300Km de Olavarría) disponía de una repetidora en canal 13 en la vecina Tandil (120 Km de Olavarría) y que además funcionaba muy bien. Por otro lado, la geografía ayudaba. Mientras que la línea de visión entre Olavarría y Capital es una perfecta llanura lo que hacía que las repetidoras debieran ubicarse entre 80 y 100 Km de distancia, Olavarría, Tandil y Mar del plata están ubicados en el sistema de sierras de Tandília (cordón integrado por sierras de no más de 500 metros de altura que nace en Olavarría y termina en Mar del plata) y esto hacía que la distancia entre repetidoras podría extenderse. Así, los tejes y manejes de la política, dan como resultado que en 1977 se inaugure una repetidora de micro ondas en un paraje a mitad de camino entre Olavarría y Tandil, (paraje Cortaderas) con la que se podría recepcionar la señal del canal 8 de Mar del plata en Olavarría y, usando el transmisor de canal 45, repetir la misma.
De forma muy resumida, esa es la historia de la TV en mi ciudad y de cómo a último momento se pudo ver a Argentina campeón del 78 en TV, eso sí, en blanco y negro, porque la TV color, si bien se inauguró en el 78 con el mundial, solo fue para las transmisiones al exterior, pasaron algunos años más para que llegara a “los del interior”.
Y esta historia, la de las TV45, en lo personal marcó mucho mi infancia y adolescencia. Y es que he sido bastante laxo al referirme a algunos temas. En concreto, la repetidora de TV45 estaba ubicada no en la ciudad de Olavarría (que se encuentra en un valle) sino en el pueblo vecino de Sierras Bayas, donde me crie. Así que para mí era algo grandioso salir al patio de mi casa y ver a lo lejos en la cima de una sierra esa enorme antena de TV, la responsable de nuestro contacto con las grandes ciudades y nuestro mal humor cuando se cortaba. Por otro lado, mientras algunos chicos tenían como súper héroes algún personaje de la TV, para mí (y quizás yo haya sido un bicho raro) los referentes, esas personas que me inspiraban, a los que yo llamaba héroes, eran esos ingenieros que hacían que las cosas anden, y tengo varios para mencionar, pero en esta ocasión, puntualmente, mi héroe el ingeniero Angel Bocchio, el dódo, desde el comienzo fue el encargado de mantener en operación la serie de repetidoras que terminaban con la transmisión en Olavarría. Una tarea nada sencilla que requería no solo sólidos conocimientos en electrónica de alta frecuencia sino también un temperamento especial que hacía que a cualquier hora y en cualquier día se subiera a su auto para llegar a alguna de las repetidoras a solucionar cualquier problema. Mi fortuna fue haber sido alumno suyo en la escuela industrial (ENET N°1) con quien pude aprender sobre válvulas (de hecho, fue la única vez en mi vida que estudié el tema) y que además me encontré a una persona amable con la que podía conversar largas horas y que llevaba la electrónica en su sangre como la llevo yo. Sin duda un referente y motivador para un chico que desea seguir sus pasos y estudiar electrónica, la historia de la TV, al menos local, no está completa si este héroe de mi adolescencia.
Pero volviendo al Orión 7725, el pasado 30 de junio de 2024 se produjo el denominado apagón analógico en Argentina, con lo cual, las últimas transmisiones de TV analógicas cesaban su transmisión en pos de la TDA (Televisión Digital Abierta) lo que nos lleva a pensar que este tipo de equipos pasa a ser una mera pieza de museo sin utilidad en el presente, ¿o quizás no? Aun se puede usar tanto con la TV por cable tradicional (que sigue manteniendo los canales analógicos por ahora) como, con la ayuda de un sintonizador externo, decodificar la señal de la TDA, y esto último, no dista mucho de la forma en la que mirábamos TV en los 80, pero ahora el “AMPO” se hizo más sofisticado ya que, paradójicamente, la señal de la TDA esta modulada (digital) en los canales de UHF en torno al canal 23.
Esto también me motiva a pensar sobre la resiliencia de la radio, en especial de la AM, la que pese a su ancianidad se niega a jubilarse y que muchos consideramos aun irremplazable. Pero, en este caso, las preguntas son mías y suyas son las respuestas ¿Qué piensan, cual es el futuro de la radio analógica?
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4 enero, 2025 at 11:15
Otra clase maestra del profe Lucas,mezclando historia y tecnología .Muchas gracias por compartir sus experiencias.Le deseo un año de felicidad y prosperidad.
4 enero, 2025 at 11:24
Muchas gracias y feliz año Alberto
3 enero, 2025 at 13:56
Como es habitual, impecable y muy interesante información sobre los inicios y la historia de la television. Saludos desde España.
3 enero, 2025 at 13:59
Muchas gracias Enrique, me alegra que te haya gustado ya que hay mucho de historia local
3 enero, 2025 at 15:52
Interesante la publicación conocer como radio, caset y televisión pueden ensamblarse en un atractivo aparato tecnológico para la época y que doy fe que luego de su reparación su imagen y sonido es de una excelente calidad. Ademas tomar contacto con la historia local, sus referentes es muy significativa para acercar a las nuevas generaciones al conocimiento de la misma y de la importancia del desarrollo de las invenciones en el mundo.
Excelente publicación!!!
Estando de vacaciones se disfruta de su lectura con más tiempo.
3 enero, 2025 at 15:55
Muchas gracias Gabriela por tu comentario, es la idea, acercar a las nuevas generaciones a las formas de entretenimiento del pasado y que muchos desconocen.